No te acerques demasiado, puedo HACERTE MAL y no me voy a HACER CARGO despues..
Amar sin nadie vaya cosa triste, sin nada que abrazar, ni nada que a vos se abrace. Amar con Alguien, VAYA COSA BUENA!

jueves, 6 de enero de 2011

Este es el 1er capitulo de un libro llamado Rosas Blancas para Claudia de Carlos Puertos, intente buscar la novela completa pero no figura en ningun web site de igual manera esta primera parte es magnifica..

Capitulo Primero:
Todos los dias regresaba a su casa despues de clases caminando. Sus compañeras solian volver en colectivo o se tomaban el metro, pero ella no. Ella necesitaba hacer ejercicios.
 En el camino se solía detener en la barandilla del puente, a ver pasar los coches. Y siempre pensaba que la distancia entre los vehículos y ella era tan corta como la que suponía dar un pequeño salto. Que si se atrevía a darlo todo podía cambiar. Todo tenía que cambiar.
Aquella tarde hizo tiempo para regresar a casa. Había olvidado el día que era y no quería volver con las manos vacías. Tenía que comprarle un regalo a su hermano.
Se metió en un VIPS y buscó algo que pudiera pagar con el poco dinero que llevaba en su monedero. Pero pensó que tenía que hacerlo pronto, porque el olor a comida del restaurante la estaba poniendo mala. A pocos metros veía a la gente con platos a rebosar, llenándose la boca de carne, de patatas fritas, de postres con chocolate, abundante crema.
En la zona de Ofertas vio lo que buscaba: un libro rebajado sobre los Indios Norteamericanos. A su hermano le encantaban las películas del Oeste y siempre deseaba que ganaran los indios. Aquel libro, que hablaba de sioux, apaches, comanches, pies negros, arapajoes y demás tribus, sin duda le iba a encantar.
Seguía sin tener ganas de meterse en casa a estudiar y se fue a un parque, que, a esas horas y con el frío que hacía, estaba casi solitario.
Primero deambuló, luego se sentó en un banco, después se dirigió al estanque a contemplar sus reflejos. Continuó deambulando y vio, al otro lado de la pared, una calle con coches, un hospital, una iglesia, casas y más coches.
Miró el reloj y estrechó el libro contra su pecho.
Al llegar al portal de su casa se miró en el espejo que había instalado hacía poco la comunidad. Odiaba ese espejo, porque en él se reflejaba toda su deformidad.
Subió a pie, casi corriendo, los siete pisos, por aquello de hacer ejercicio.
Llamó al timbre.
-Felicidades, Javi.
Su hermano se abrazó a ella.
-¿Sabes quién va a venir?
-¿Tus compañeros de clase? -aventuró ella.
-¡Y el mago Abundio! -indicó el niño, antes de olvidarse de todo al ver el libro que le había traído su hermana-. ¡WAAAAOOO! Muchas gracias.
Su madre apareció por el fondo del pasillo.
-Hola, cariño, ¿qué tal las clases hoy?
-Bien.
-¿Con quién has comido?
Ella se inventó un nombre. En realidad no había comido.
-¿Me ayudas a preparar las cosas?
Ella se puso a ayudar a su madre, a pesar de que todo lo que veía en la cocina le daba unas náuseas que procuró disimular: sándwiches, bocadillos, empanadas, medialunas, tortillas de papa...
-¿Es verdad que va a venir el mago ese de la tele?
-Dicen que es fabuloso con los niños.
-Pero si es más tonto que... -Ella le recordaba de verle hacer números de prestidigitación en la pequeña pantalla. Simplezas de las que solo admiraba su facilidad para hacer desaparecer las cosas.
Si ella pudiera hacer desaparecer con tanta facilidad sus problemas...
-¿Qué habéis estudiado hoy?
Le molestó el interés que su madre demostraba por sus estudios. Era como si quisiera investigarla. Pero disimuló y le contó lo que habían estado haciendo en clase.
¡Que los cumplas Feliz!...
Ya estaban todos. Los amigos de Javi con sombreros de papel y guirnaldas. Mamá con una sonrisa de lado a lado. El mago Abundio en un rincón, preparando cosas en su maletín, esperando su turno.
Y ella de camarera.
Papá todavía no había vuelto de trabajar, pero acababa de telefonear diciendo que ya estaba en camino.
... ¡Que los Cumplas Feliz!...
Ella fingía sonreír y, en realidad, lo hacía por dentro al ver a su hermano tan contento.
... ¡Que los cumplas, que los cumplas!...
Vio cómo partían la torta e iban poniendo un trozo en cada plato.
Mamá se le acercó con uno que tenía la porción más grande.
Ella intentó rechazarlo, pero su madre se marchó a servir a un invitado y la dejó a solas con el plato.
Javi la miró, y ella comió la torta poniendo cara de disfrute.
-¡Qué buena está! -dijo el que cumplía años.
-¡De chuparse los dedos! -dijo alguno de sus amigos.
-Gracias -respondió la madre, que se había pasado toda la tarde haciéndola. Luego se dirigió a su hija para preguntarle-: ¿Qué tal me ha salido?
-Estupenda, mamá -dijo ella acabando de comer lo que tenía en su plato, crema y nata, bizcocho y chocolate.
... ¡Que los Cumplas Feliz!...
La cancioncita se le metía en el alma como un berbiquí en la madera.
... ¡Que los cumplas Javi, que los cumplas feliz!...
Fue alejándose hasta llegar al cuarto de baño. Una vez allí, no pudo evitar verse en el espejo. Y lo que vio -un ser deforme, abultado, hinchado- le produjo auténticas náuseas.
Claudia se puso de rodillas sobre el frío suelo, levantó la tapa del retrete, se metió los dedos en la boca y,
procurando hacer el menor ruido posible, vomitó.

No hay comentarios:

Publicar un comentario